...mis
emociones se ven arrastradas
por
un torbellino tal que,
al
irse los milagros sucediéndose
no
introducen más cambios en ellas,
limitándose
a caer en mi cerebro en ebullición.
Y
vamos yendo todas juntas a la deriva.
Floto.
Y
no digo volar.
Y
no digo vuelo porque tengo la impresión
de
que por muy exaltada que me transporte,
mis
movimientos no dejan de ser deliberados.
Debo
de hacer el efecto de una mujer
que
camina con relativo sosiego.
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